“Quedé embarazada rápidamente y los primeros controles se dieron con normalidad, hasta que uno de los últimos chequeos indicó que el embrión no latía. Era un embarazo anembrionado. Llevaba ocho semanas y debí someterme a un legrado”, cuenta Mariluz.
Si bien su caso no es el de un típico aborto espontáneo, porque debió ser intervenida quirúrgicamente para extraer el feto, su historia vale como ejemplo de lucha y firmeza. Inmediatamente después, varios estudios descartaron patologías que pudieran haber afectado ese embarazo. Esperó seis meses y volvió a embarazarse, pero la historia se repitió y entró nuevamente al quirófano.
Consultó con otros profesionales y se realizó más estudios que tampoco arrojaron malos resultados. Volvió a intentarlo. Quedó embarazada cuatro veces más y también los perdió. “El proceso me llevó 10 años y cinco legrados. A la última pérdida la expulsé de manera natural luego de tomar unas pastillas”, cuenta. “Cada embarazo era una ilusión. Y cada pérdida, una tristeza enorme, además del sufrimiento físico que implicaba la recuperación. Después del sexto intento, decidí que ya no me embarazaría más, no quería seguir sufriendo”.
Sin embargo, una noche, después de una fiesta familiar, sintió fuertes dolores y su marido buscó a un médico para que la atendiera de manera urgente. Dieron con un especialista en fertilidad asistida, quien inmediatamente confirmó el embarazo y organizó un esquema de cuidados y controles estrictamente adecuados a la dura historia clínica de Mariluz.
“El doctor me dio hormonas inyectables que debía ponerme todos los días. Cuando llegué al tercer mes de embarazo, me animé a contarlo a mi familia, pero el miedo de una nueva pérdida me acompañó hasta el final”, dice.
Hoy, esta peruana que vive en Córdoba desde hace más de dos décadas, disfruta junto a su marido, también peruano, de su pequeño Juan David, de casi 3 años. “Me gustaría tener uno más, pero he sufrido mucho y no sé si mi cuerpo está en condiciones de pasar por otro embarazo. Estamos felices con la familia que tenemos y cada día agradecemos a la Virgen y a mi médico por habernos regalado esta nueva oportunidad”, finalizó.