“La gran noticia es que la Argentina tiene soja”, definió Gustavo Grobocopatel, el titular del grupo Los Grobo, al priorizar el volumen de producción –unos 55 millones de toneladas para la próxima campaña– por sobre el precio que seguramente estará entre los 500 a 600 dólares la tonelada.
El aporte en divisas por exportaciones de poroto, aceite, harina y biocombustibles será de 26.614 millones de dólares, lo que implica las dos terceras partes de los ingresos agrícolas, apuntó Gustavo López, director de la consultora Agritrend.
Hay, aunque desde afuera parezca lo contrario, un enorme problema de rentabilidad para quien siembra la oleaginosa, de cada 100 pesos de beneficio neto a quien realiza el trabajo le quedan 15, afirma Grobocopatel, lo cual ha impulsado otras alternativas como el maíz.
Para Blejer, uno de los desafíos pendientes es imprimirle valor agregado al 20 por ciento de la soja que todavía sale como poroto. Con ello, Argentina podría concentrar el 60 por ciento de las exportaciones mundiales de harina de soja. “Este sector nos permitiría ubicar a la Argentina en la mesa grande, en la discusión de la seguridad alimentaria”, agregó.
20 mil millones de dólares ingresan al país por las exportaciones del complejo oleaginoso. El doble de lo que aporta la industria automotriz. Argentina concentra el 60 por ciento de las exportaciones de harina de soja y el 47 por ciento de aceites a nivel mundial. También, más del 50 por ciento de las ventas de biodiésel.