Hasta anoche no se había encontrado nada. La chica es débil mental y se desconoce qué le sucedió después del pasado martes a la noche, cuando le avisó a su madre que salía a buscar leña.
Decenas de efectivos policiales y bomberos continúan buscando a la joven que reside en una vivienda rural junto a su mamá y otros hermanos, también con discapacidades intelectuales. Es la primera vez que uno de ellos desaparece y, según fuentes oficiales, jamás habían tenido inconvenientes en su apacible vida serrana.
Ayer por la tarde, el titular de la Departamental Totoral de Policía, Oscar Castillo, informó que desde que se denunció la desaparición se inició la búsqueda a partir del último punto donde fue vista hacia la zona de La Pampa, localidad contigua a Ascochinga, 30 kilómetros al noroeste de la capital cordobesa. La chica habría cruzado un arroyo cercano a su casa y jamás regresó.
El comisario mayor señaló que todo se centra alrededor del río Ascochinga y que en cinco días de búsqueda ya se han cubierto “más de 100 hectáreas”, por ahora sin resultados.
En el intenso y minucioso rastrillaje participan efectivos de esa departamental de Policía como así también de Colón, donde está asentada esa población. Igualmente, participan vecinos de Ascochinga, La Pampa, La Granja y otras localidades vecinas. También colabora un helicóptero de la Policía.
El rastreo no es fácil. Abarca cañadones, bosques y sierras.
Si sabe algo, llame a la Policía. Eugenia mide 1,60, es delgada, tiene cutis trigueño, ojos marrones, cabello castaño y, al momento de desaparecer, vestía una remera azul con mangas negras, pantalón de gimnasia gris y zapatillas blancas. Por cualquier dato, llamar al 101.