No se puede ser solamente críticos con aquellos que no se comportan según la concepción de ciudadanía, sin considerar que esas comunidades han sido sistemáticamente desplazadas y abandonadas a su suerte.
Hoy vemos a un grupo violento que quiere satisfacer sus ansias de justicia de forma rápida y contundente. Además de estos jóvenes que protestan por la muerte de dos de sus pares, recientemente en otro conglomerado similar, en Ciudad Evita, un grupo de vecinos quiso quemar tres casas tras el crimen de un joven. Y los ejemplos abundan.
En tono de crítica, se habla siempre de los “códigos” que se manejan en esos lugares. Pero no se dice que se mueven distinto porque fueron desplazados luego de haber estado desplazados.
La mayoría de los vecinos de Ciudad Ampliación Ferreyra proviene de la villa Los 40 Guasos. Como tantas villas de emergencia, fueron trasplantados a esa comunidad para que allí se las arreglen, aislados. Ayer se escuchó, como en otros barrios-ciudad, que en la comisaría a la noche queda un solo efectivo que no puede salir porque la sede queda vacía. Afuera pasan barbaridades y no se hace nada. Mientras otros huyen de la inseguridad y se recluyen en barrios cerrados, a otros se los confina en barrios-ciudad para que se las arreglen entre ellos. Por eso, no se puede pedir que adopten determinadas conductas si no les llega la justicia, si no tienen policía y si nadie les acerca valores democráticos. Se torna difícil pedirles la justicia que pretendemos si tampoco les llega la que merecen.