La participación en el acuerdo terminó, como estaba previsto, a las 10 de la noche de ayer, hora de Grecia.
El trato buscaba recortar la deuda soberana griega en 107 mil millones de euros. Los tenedores privados de bonos aceptarían una pérdida de valor nominal de 53,5 por ciento a cambio de nuevos bonos con plazos de amortización más favorables.
El canje tiene importancia crítica para que el país reciba su segundo rescate financiero en menos de dos años. Si no lo aceptara una proporción mayoritaria de tenedores y fracasa el plan, el país se declararía en bancarrota en menos de dos semanas cuando tenga que abonar más de 14 mil millones de euros en bonos que vencen entonces, lo que provocaría una nueva inestabilidad en los mercados financieros y afectaría la confianza en la economía mundial.
Los principales bancos griegos y europeos participaron en el acuerdo, aunque varios fondos de pensiones griegos, incluidos los que representan a los periodistas y la policía, avergonzaron al gobierno al mantenerse al margen.
Los mercados se mostraron al caer la tarde optimistas de que Grecia obtendría el respaldo suficiente para consumar la operación. En Nueva York, el promedio industrial Dow Jones terminó la sesión con una ganancia de 70,61 puntos y el índice S&P 500 avanzó 13,28.