Los miembros de la Junta Provincial de Historia firmaron en mayoría una extensa nota dirigida al gobernador José Manuel de la Sota, solicitándole la "inmediata detención" de las refacciones en el Palacio Ferreyra. Los trabajos, que ya están en curso, corresponden al proyecto de Museo Superior de Bellas Artes que funcionará en la preciada casona frente a plaza España.

La obra fue adjudicada por Córdoba Cultura al estudio del arquitecto Jorge Morini, con un presupuesto inicial de alrededor de nueve millones de pesos. Sin embargo, han trascendido otros valores y el rediseño generó una polémica que ha trascendido a los medios más importantes del país.

"Si compraron el Palacio para conservarlo, ¿porqué quieren tirar abajo partes tan importantes?", es la pregunta que se plantea al gobierno de la Provincia.

Los historiadores solicitaron audiencia con el gobernador, para entregarle la nota personalmente y dialogar sobre un tema que aflige a la comunidad cordobesa. Día a día siguen sacando escombros del primer piso, más precisamente del área de los preciados dormitorios estilo Imperio.

Un nutrido número de arquitectos, museólogos y conservadores de arte coincidieron en que demolerlos es "un despropósito, una intervención inútil que quitará los rasgos internos de la mansión". En otras palabras, las fotos serán los contados recuerdos que queden del Palacio Ferreyra por dentro. Y la fachada también sufrirá alteraciones.

Petitorio. La directora de la Junta, Marcela Aspell, adelantó que el lunes habrá un nuevo contacto con la secretaría privada del gobernador, y confía en que a partir de pasado mañana habrá novedades.

En el petitorio que le elevaron al titular del Ejecutivo recuerdan los atributos que le competen a la Junta, en los que figuran "velar por la determinación y conservación de lugares y monumentos de la provincia; proteger, por todo medio, los yacimientos arqueológicos, paleontológicos, etcétera, y las piezas de tal naturaleza, y difundir el conocimiento de la historia de la provincia".

El texto precisa que la remodelación del Palacio Ferreyra (1916) "importa una peligrosa intervención de un emblema de la arquitectura mundial del siglo 19, y la realización de daños irreparables que desnaturalizan la tipología del monumento destacado por el erudito inglés Nikolaus Pevsner, quien lo visitó en 1960".

Recuerda que "la Casa Grande (como la llamaba su dueño, el doctor Martín Ferreyra) aparece en innumerables artículos de revistas y libros de historia del arte. En la década del ‘90 concentró la atención pública, ante una propuesta de transformación que abrió un rico debate en la sociedad con respecto a su conservación".

Tras reconocer la importancia de la compra del palacio por parte del Gobierno de la provincia para su conservación, el cuerpo colegiado indicó que "la acertada acción de incorporarlo definitivamente al patrimonio de nuestra provincia no debería verse empañada por una intervención que desvirtúe la esencia del señorial edificio".