Estaba fotocopiando un libro de Biología de primer año.
La costumbre de fotocopiar textos completos viene desde hace años, pero cada vez más docentes de nivel medio elaboran sus propios cuadernillos con bibliografía seleccionada para ofrecerlos a sus alumnos.
“Esto viene desde hace tiempo. Para los profesores, los apuntes armados son más cómodos y económicos”, explicó Oscar, dueño de una librería de barrio, que realiza copias para colegios de la zona.
Los cuadernillos rondan entre 5 y 45 pesos, según la cantidad de hojas.
En un local ubicado en una esquina céntrica cercana a populosos colegios del Centro, las fotocopiadoras no dan abasto por estos días. Miles de copias se encuadernan y se venden a 20 ó 30 pesos. Un compilado de portugués, por ejemplo, cuesta 15 pesos.
La gente opta por sacar fotocopias cada vez más. Todos los años crece la demanda porque las editoriales agregan un párrafo al libro anterior y lo venden como una nueva edición”, contó el encargado del local.
“Las fotocopias no afectan tanto la venta de libros. Lo curioso es que, a pesar de ser un delito, el 90 por ciento de los colegios tiene fotocopiadoras en sus cantinas”, planteó Piscitello, de Cittá del Libri. “Se ha extendido tanto el uso de fotocopias que hasta llega gente pidiendo libros fotocopiados y encuadernados”, contaron desde otra librería de usados.