Bajo un enorme crucifijo de plata rodeado de una intensa luz azul, se ubicó el ataúd en donde descansaba el cuerpo sin vida de Marisol, de 19 años. Familiares, amigos, funcionarios, jugadores de Talleres e hinchas que vestían la remera del equipo llegaron desde anoche a las 20. El sepelio será hoy después del mediodía en el Parque del Recuerdo, camino a Alta Gracia.
A Ernesto, el papá, se lo notaba tranquilo, casi como haciendo guardia cuidando a su pequeña. Maribel mostraba una entereza increíble. “Hace un mes que ella no hablaba ni nada, estaba dormida. El 31 de diciembre se despertó un ratito y se largó a llorar pero desde ese momento no me volvió a mirar más”. “Yo tenía fe en los órganos, pero no, Dios decidió llevársela. Sé que ella está allá con mi abuela y mi hermanito y me está dando fuerza en este momento para contener a mi papá y mi mamá”, sostuvo entre sollozos. Prometió luchar para concientizar sobre la donación de órganos. “No queremos que se mueran más chicos”, dijo.