El problema de cómo conciliar el trabajo con la maternidad es una dificultad que afecta a todas las mujeres, de todas las clases sociales. Las que gozan de una situación económica más acomodada tienen más posibilidades de solucionarlo, pero desde las denominadas clases medias para abajo, la situación se complica.
El tema tiene dos aristas clave. En primer lugar, se relaciona con la igualdad de género, es decir, el hecho de que la mujer tenga, a pesar de la maternidad, similares posibilidades de desarrollo laboral que las de sus pares hombres. Por algo existen para las trabajadoras en relación de dependencia los tres meses de licencia por maternidad que paga Anses. Pero, en segundo lugar, el trabajo de la mujer es un aporte esencial a la economía familiar. Lejos quedaron los tiempos en que sólo un ingreso (del hombre) alcanzaba para los gastos de mamá, papá e hijos (también lejos quedó ese modelo de familia como el único).
Basta recordar que el salario promedio en Córdoba de un trabajador privado es de 5.366 pesos de bolsillo, mientras que el salario mínimo vital y móvil es apenas de 2.300. El primero, pero no el segundo, apenas podría alcanzar para impuestos, alquiler, comida, vestimenta, educación y transporte, entre otros gastos, de una familia austera. Un dato: una canasta básica conformada sólo con los alimentos para cuatro personas, según el relevamiento mensual de este diario, implica 2.094 pesos.
En este contexto, valorar el trabajo de la mujer y crear mecanismos para que pueda conciliarlo con la maternidad no se relaciona exclusivamente con una cuestión de igualdad entre mujeres y hombres. El trabajo de la mujer es, también, esencial para que una familia (mono o biparental) tenga recursos suficientes para que sus integrantes aspiren a lo básico: una vida digna.
En Argentina y en Córdoba, no existe una estructura de guarderías que dé respuesta a la situación. Es más, en los colegios públicos, los chicos tienen una jornada escolar de cuatro a seis horas, mientras que cualquier trabajo supone estar ocho horas fuera del hogar.
Para colmo, más de la mitad de las mujeres trabajadoras no tiene asegurado el goce de la licencia por maternidad, ya que están ocupadas en el circuito informal. Eso sucede en Córdoba, según datos de la Dirección de Estadísticas Sociodemográficas de la Provincia, y en Argentina, según cifras del Observatorio de la Maternidad.
La maternidad es un valor que trasciende lo individual. Cuidarla supone cuidar a la mujer, a los niños, a las familias y a toda la sociedad.