Joan Kuttel. Fue abanderado del Ipem 20, de barrio Zumarán, Córdoba, en 2011. Tiene 19 años, y hace seis que vive en ese barrio con sus abuelos, una tía y una hermana. En quinto, recibió la beca provincial. En sexto, lo llevaron a una feria de carreras y le gustó Recursos Humanos: "Hice los cursillos, pero no me presenté a rendir. No tenía ganas", admite. Trabaja en la misma fábrica que su papá. De ocho a 10 horas por día, pone el papel en unos tubos donde luego se arman las bolsas.
Es grandote, afable, sincero: “Los profesores y mi familia me decían siempre que nunca dejara de estudiar. Tenían razón. No estoy conforme con el trabajo. Recapacité sobre la idea de estudiar. Me tuve que dar la cabeza contra la pared para darme cuenta de que es la única manera de progresar”, se enoja. “¿Otro contacto con la universidad? Una vez fuimos a una conferencia a la que nos llevó un ‘profe’ de Historia. ¿Becas para ingresantes? No sabía que había”, se sorprende.