“Nunca nos ha pasado nada. Pero trato de tener todo lo que se pueda. Para nosotros, el tema de la seguridad es algo muy importante”, asegura Vilma.
Su casa está pensada para no recibir ninguna “visita” no deseada. Cuenta que en 2007 se mudó al barrio pero que antes de comenzar a habitar el dúplex donde vive con su marido e hija de 10 años pusieron rejas en el exterior y en todas las aberturas. “Salió una fortuna”, cuenta.
Además de esa inversión inicial, tiene gastos fijos bastante altos. Contrata un seguro del hogar por 120 pesos mensuales y el alimento balanceado de sus dos perras (“duermen adentro para que ladren si pasa algo afuera”, cuenta) supone un gasto de 240 pesos por mes.
Y le paga a un guardia otros 160 pesos mensuales. “Lo hicimos con los vecinos luego de que se registraran robos muy violentos”, asegura. Además, con su marido hicieron colocar una alarma. “No tiene monitoreo pero hicimos una inversión inicial”, agrega.
Al portón de rejas de la entrada se le suma otro portón de madera al que su marido le colocó cinco pasadores, más la cerradura.
“Ahora que lo pienso me doy cuenta de todo lo que se hace para sentirse seguro”, reflexiona.
La prevención se extiende también a otros ámbitos fuera de la casa. Como ejemplo, Vilma menciona que siempre lleva su cartera en el baúl del auto y que cuando saca a pasear a sus dos perras a la plaza sale sin celular y sin cartera. “Y si hay alguien en casa, tampoco llevo las llaves”, agrega. “La prevención en la casa a mí ya me parece algo natural, lo hago automáticamente”, dice.