El 71,3 por ciento de los chicos de 15 y 16 años de escuelas medias cordobesas admitió haber tomado alcohol en las últimas dos semanas, porcentaje que trepa al 78 por ciento en los de 17 años y más.
El 65 por ciento de ellos consumió cerveza; el 55 por ciento, vino, y el 70 por ciento, bebidas fuertes o tragos combinados.
Además, cuando el 41,9 por ciento toma cerveza, consume un litro o más, y el 24,3 por ciento al menos 3/4 litro. Y el 71 por ciento ingiere más de un trago o bebida fuerte por vez. Más preocupante aún es que uno de cada tres adolescentes varones y una de cada cuatro chicas admitió haberse emborrachado al menos una vez en el último mes. Y siete de cada 10 varones y seis de cada 10 chicas reconocieron que tomaron cinco tragos o más en la misma ocasión.
Como consecuencia de la ingesta abusiva, a su vez, el 35,6 por ciento admitió que alguna vez “se olvidó de lo que hizo al consumir alcohol”. En ese contexto, al menos uno de cada dos estudiantes secundarios cordobeses mayores de 14 años muestra un consumo problemático de alcohol.
Y es que parece ser que en Córdoba una cerveza no se le niega a nadie. O un fernet, o un vodka, o un vino. Aunque quien pida la bebida sea un adolescente.
Seguramente en estrecha relación con esa facilidad para el acceso, son los alarmantes resultados que surgen de la 5ª Encuesta Nacional a Estudiantes de Enseñanza Media 2011, realizada por la Secretaría de Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico. Fueron 5.016 chicos de 13 a 17 años de escuelas públicas y privadas de todo el país.
Al margen de impactar sobre el hígado y destruir neuronas, es una realidad conocida que el consumo de alcohol en la adolescencia se vincula al riesgo de sufrir accidentes de tránsito y traumas de distinto tipo, de participar en hechos de violencia y de tener un embarazo no deseado o contraer infecciones de transmisión sexual. También aumenta la probabilidad de convertirse en alcohólico en la edad adulta. No por nada la Organización Mundial de la Salud, que promueve la prohibición del consumo de alcohol antes de los 18 años, advierte que una de cada cinco muertes de jóvenes está hoy vinculada a la ingesta de alcohol.
Sin embargo, parece que la sociedad aún no termina de tomar real conciencia de los riesgos que conlleva. Porque, a pesar de que los profesionales se cansan de repetir que la ingesta de estas bebidas constituye hoy un problema mayor que las drogas, para muchos padres una borrachera no deja de ser una travesura o un mal menor.
Además, como señala Juan Carlos Mansilla, subsecretario de Prevención de la Provincia, muchas familias no advierten el cambio en el hábito de consumo. “Como no toman todos los días sino sólo los fines de semana, no hay riesgo, parecen pensar. Y se equivocan”, advierte el profesional.
El consumo de los adolescentes es hoy episódico y abusivo. Toman de más una vez a la semana. Y eso también es abusar de una sustancia.
Sin embargo, hay tolerancia social hacia el consumo de alcohol. Y la primera puerta son quienes expenden estas bebidas llevados por el fin de lucro, en forma ilegal y sin que les importe lo que sucede una vez que los chicos se alejan del quiosco.
Padres que contengan, pongan límites y estén alertas; adolescentes que tengan autocontrol; comerciantes que respeten las normas y un Estado que las haga cumplir con controles y sanciones costosas y efectivas son todos eslabones necesarios para terminar con la canilla libre que es hoy la venta de alcohol a menores en Córdoba.