En la segunda ciudad del país mueren, todos los meses, unos 16 motociclistas. A esta altura del año, la cifra supera los fallecidos en el trágico temporal de La Plata. El Hospital de Urgencias de Córdoba atendió en 2012 a 10.532 motociclistas heridos, la cifra más alta de su historia. ¿Denominador común? Faltó el casco que amortigüe el golpe. Los 500 inspectores de tránsito que tiene la Ciudad labraron 329.910 multas el año pasado. Apenas el 6,3 por ciento fue por no llevar el casco. El promedio arroja 80 multas en toda la ciudad por día hábil, 42 multas por no usar el casco por inspector en todo el año.
Sin embargo, las autoridades municipales insisten en que son capaces de controlar no sólo el uso del casco, sino también el sticker con el número de patente. O sea, no sólo atajan pocas, sino que están dispuestas a agrandar el arco.
El Gobierno de Córdoba evalúa la situación con preocupación. De hecho, las muertes urbanas (con alta incidencia de Capital) ensucian los resultados de la política de seguridad vial que se implementó en 2008 con la creación de la Policía Caminera, ya que el número final de muertes no baja. Es decir, se han reducido en las rutas que tienen controles, pero han subido en las ciudades, donde no hay quita de puntos y los controles son más laxos. Alega que hay tres mil policías patrullando la ciudad y 300 móviles las 24 horas, a los que la gente recrimina por “no ordenar el caos de tránsito”.
Por eso es que la calcomanía será apenas una excusa. El objetivo primordial es lograr que los 350 mil conductores de motos que circulan en la Capital lleven el casco, tal como se logró en la Circunvalación, donde ya no suben motos chicas. Habrá que ver cuánto está la Provincia dispuesta a pelear con el Suoem.