El consumo de paco en Argentina es un síntoma indiscutible de que el país ha dejado de ser un territorio de tránsito del clorhidrato de cocaína para convertirse en un lugar de producción de la etapa final de esta droga, con cuyos residuos se elabora el paco.

Este flagelo, muy adictiva y que consume una vasta cantidad de neuronas en pocos meses, según coinciden los especialistas que desde hace años vienen estudiando esta droga que está causando estragos en el conurbano bonaerense.

En Buenos Aires, en el Bajo Flores o Ciudad Oculta (en Mataderos), la venta y consumo de este veneno está muy difundido.

Allí, los jóvenes adictos son conocidos como “los muertos vivos”. La existencia de varios de ellos se basa en el consumo del paco, que, entre otros efectos nocivos, termina con el apetito. Son adolescentes extremadamente flacos que visten casi en harapos, porque venden todo lo que tiene en procura de más dosis.

Hace pocos días, el director del hospital Rossi de La Plata, Oscar Ferrara, reclamó medidas urgentes contra el consumo de paco y advirtió que en unos años “vamos a tener una serie de discapacitados intelectuales monstruosos”.

Al paco se lo conoce como “la droga de los pobres”, ya que su precio oscila ente uno y cinco pesos. Pero, advierten los consumidores, su adicción cuesta muy caro. A diferencia de otros estupefacientes, el efecto del paco dura sólo dos minutos, por lo cual las ansias por una nueva dosis reaparece enseguida. De esta forma, algunos chicos adictos del conurbano aseguraron fumar entre 50 y 100 pacos diarios.

La inclinación a robar cualquier cosa para adquirirlo y la frecuencia del consumo son las características de esta droga.

No obstante, un estudio de la asociación civil Intercambios, que estudia problemas relacionado con los estupefacientes, advierte que el consume de esta droga no se restringe a los sectores menos favorecidos.

En Buenos Aires y la Capital Federal la inhalación de paco está extendida en todas las clases sociales. Pero como ocurre con otras drogas o el alcohol, el paco muestra su cara más dramática entre los que menos tienen.